Doña Andrea Paka Manchón Doña Andrea la maestra, vive sola en su antiguo caserón, un gato una chimenea, un retrato y un viejo reloj, afirman su existencia. Doña Andrea peina canas, y se apoya en su recio bastón, sale poco y de madrugada, dicen que desde que él se marchó, no ha pisado la escuela. Y se pasa el día entero, contemplando su retrato, eran sólo treinta años, los que en el lienzo plasmó, su amado profesor. Doña Andrea fue muy guapa, y cuando él la abandonó, merodeaban su casa, los muchachos del pueblo, que la pretendieron. Mira su moño ya blanco, y sus peinetas doradas, fue un regalo de su amado, de una tarde azul de amor, de promesas que volaron. Dan las diez en el reloj, Doña Andrea se impacienta, ¿qué le habrá ocurrido? Piensa... viendo que es tarde y no llega, echaré más leña al fuego, y esperaré. Y un rayo de sol, que por una rendija ha entrado, está cruzando el oscuro salón.