Zenaida Ingrata Juancho El Charro Zenaida ingrata me traes rendido desde el momento en que te conocí. Muchos amores he conocido, pero ninguna se parece a ti. Paloma blanca presta tus alas, para volar al jardín aquel. Tan delicioso que a mí me encanta, quiero embriagarme con su dulce miel. En este mundo ya nadie sobra, no ha de faltar quien me sepa querer. Y la de buenas que yo soy hombre, no desgraciado por una mujer. Soy marinero de puerto en puerto, y que navego en un buque de vapor. Y ando en busca de mi Zenaida, que se embarcó para Nueva York. Anda Zenaida no seas ingrata, con el que tanto te supo querer, de ti me ausento y quizás nunca, en este mundo me vuelvas a ver. Zenaida ingrata ya me despido, porque mañana me voy de aquí. Y si algún día de mi te acuerdas, mas nunca digas que quedo por mí.